CÉSAR II (Datos
biográficos)
CONTINUACIÓN
L |
a fecha más probable de su nacimiento es la del 13 de julio del
año 100 AC (653 AUC- que significa "desde la fundación
de Roma-). Se dio el nombre de julio al antiguo mes quintil en honor a él y se
llamaba quintil por ser el quinto mes del primitivo calendario romano.
Durante su exilio debido a la persecución de Sila,
fue apresado por piratas que le pidieron 20 talentos como rescate. Él, ofendido
por ser tasado tan barato, les ofreció 50, aunque no tenía más que deudas. Les
prometió volver y amenazó con apresarlos, cosa que cumplió y aun, cumpliendo su
amenaza, regresó con gente armada reclutada por él y los colgó. Paró un tiempo
en Bitinia donde el rey Nicomedes le dio asilo y se dice que lo corrompió
sexualmente. Ese oprobio lo persiguió durante toda su vida.
En el año 78 AC, a la muerte de Sila,
regresó a Roma. Sus tendencias políticas siempre fueron hacia el partido
popular debido a sus ideas progresistas o quizá a su parentesco con su tío
Mario y fue ganándose el favor de la plebe por su trato sencillo y amable, que
le era natural. Cuando en el año 69 AC pronunció la oración fúnebre a la muerte
de su tía Julia, esposa del gran Mario, a quien admiraba mucho, conmovió al
pueblo por su elocuencia; dijo que su tía, descendía de reyes, pues era de la
gens Marcia, y que él por su padre, descendía de los Julios, o sea de los
dioses inmortales (recordemos que Iulo –Julio- era
hijo de Eneas que a su vez era hijo de Venus), y siguió diciendo que estos –los
dioses- reinan incluso sobre los reyes. Esa jactancia gustó mucho al pueblo y
más cuando en el cortejo fúnebre tuvo la osadía, pues estaba prohibido, de
llevar el retrato de Mario y las insignias y trofeos que aquel gran general
había ganado en sus guerras victoriosas contra los temidos germanos. Durante
esa procesión se dice que los veteranos soldados de esas jornadas heroicas
lloraban de gusto al recordar a Mario, su antiguo general. A las pocas semanas
murió su esposa Cornelia, madre de su única hija,
Julia, a quien también sintió mucho.
Después de cumplir esas dolorosas obligaciones familiares fue
enviado a España como cuestor,- el cargo más bajo de los funcionarios públicos-
y se dice que ahí, parado frente a una estatua de Alejandro Magno, se lamentó
porque a su edad no había logrado nada en comparación con lo hecho por el gran
macedonio. A su regreso, casose con Pompeya, dama
mucho más joven que el y un poco “liviana” a la que por ese motivo la madre de
nuestro personaje, Aurelia, la tenía muy vigilada.
En el año 65 AC fue elegido edil curul. Durante este cargo,
embelleció el foro, el Comitium y la basílica y un
poco por ganarse la simpatía popular y otro tanto por convicción propia
organizó espectáculos impresionantes: en uno de ellos, 320 gladiadores pelearon
para la diversión de la plebe, y no fueron más, porque el senado lo prohibió:
temía tanta fuerza armada dentro del pomerium o
centro de la ciudad. Sus deudas alcanzaban en esa época la estratosférica suma
de 1300 talentos. (Un talento –originalmente una medida de peso de más o menos
33 kilos- podría equivaler a unos 9,000 dólares de 2008.)
En el año 63 AC, al morir el Pontifex maximus, presentó su candidatura a la magistratura,
compitiendo contra varones consulares tan prominentes como Cátulo
a quien ganó el puesto por el apoyo del pueblo, cosa que le dio mucha
influencia y la enemistad de varios personajes del partido senatorial que veían
con recelo su ascenso político, pues pensaban, con razón, que iría contra sus
intereses de clase. Comentó Cicerón que “viéndolo tan bien arreglado y peinado
y rascándose la cabeza cuidadosamente con un solo dedo, no podía imaginárselo
como un subversor de la República”.
Ese mismo año Cicerón fue creado cónsul y salvó a la república de
la conspiración de Catilina. Sus famosos discursos,
“las catilinarias”, son aún hoy, ejemplo de oratoria forense muy estudiados en
las facultades de derecho.
En el año 62 AC, César fue elegido pretor y al año siguiente
marchó a España como propretor de donde regresó con honores y con dinero
suficiente para saldar sus enormes deudas. Se distinguió ahí como gran general
y administrador, extendiendo los dominios de Roma hasta el Atlántico. Por primera
vez, fue proclamado por sus soldados como imperátor.
La siguiente anécdota pinta su carácter: en su camino hacia España, al pasar
por una aldea poblada por lo que los romanos y griegos llamaban los
"bárbaros", alguien de su comitiva comentó burlonamente si
también esos rústicos se pelearían por los cargos y los honores, a lo que César
respondió: "pues yo preferiría ser el primero de ellos y no el segundo en
Roma”.
Durante su magistratura de pretor, una sombra, sin embargo,
oscureció su desempeño: durante una celebración religiosa en honor de una diosa
protectora de la familia y a la que debían asistir solamente mujeres, Clodio un joven patricio imberbe, disfrazado de sirvienta,
trató de seducir a su esposa, Pompeya, pero descubierto por Aurelia, tuvo
que ser llevado a juicio. Llamado César por el tribunal a declarar sobre
el caso, dijo que nada sabía, pero un poco después, sin embrago, repudió a su
esposa. Cuestionado del
por qué del repudio, respondió que "la mujer
de César no solo debía ser pura sino también parecerlo".
En el año 60 AC, al regreso de España, se alió con Craso y
Pompeyo, que eran los generales y políticos más influyentes de la época
(alianza a la que se le llamó el primer triunvirato), y con su apoyo fue creado
cónsul para el año 59 AC, llevando como colega a Calpurnio
Bíbulo. Desde su creación, la magistratura de
cónsul fue doble y cada uno de ellos tenía derecho de veto sobre las decisiones
del otro. Eran además “epónimos”, es decir que con su nombre se designaba al
año.
(La magistratura de cónsul no sólo era por elección, sino que
tenía que ser aprobada por los augures, quienes “consultaban a los dioses en
una ceremonia ritual”, pues el cónsul era el facultado para mandar al ejército,
sobre cuyos miembros tenía poder de vida y muerte y era el que solo después de
celebrar los ritos prescritos por el culto podía dar la orden de entrar en
batalla. Era pues “creado” no solamente electo)
INTERMEDIO
Nota acerca del calendario:
Antes de Numa - quien en 716 AC inició
su reinado- el calendario romano constaba de 10 meses, siendo el primero, marzo
(dedicado a Marte, dios de la guerra) abril, “que abre los capullos”; mayo,
dedicado a Maya la madre de Mercurio; junio a Juno la diosa mayor, que presidía
los matrimonios, el quinto (quintil), el que ahora es julio, seguido de sextil,
septiembre, octubre, noviembre y diciembre (que deriva de décimo). Eran esos
meses de 30, 35 y hasta de más días y sumaban 350, a los que se añadían, un
poco al gusto del pontífice en turno, 15 más, para llegar a 365. Resultaba pues
un calendario caótico, tal que cuando César hizo la reforma, no coincidía con
el astronómico por 90 días.
Numa le agregó dos meses más: enero (ianuarios) y febrero, el primero en honor a Jano – que era
un mítico rey romano- y el segundo por dedicarlo a la purificación del pueblo (Februato significa expiación, según Plutarco).
Incidentalmente recalquemos que los nombres de los meses se conservan en todo
el mundo occidental. (Sextil, por decreto del senado fue llamado agosto
–Augusto-- para honrar a Octavio). Siempre según Plutarco, Numa
cambió el inicio del año a enero, para que el pueblo romano, que era muy
guerrero por influjo de Rómulo el fundador y primer rey de Roma, se pacificara
un poco, pues Jano había sido pacífico y Marte representaba la guerra.
Todos los datos anteriores provienen de Plutarco (vida de Numa) y son, por su consistencia dignos de creer.
(Río de Janeiro (ianeiro pronuncian los
brasileños y portugueses) es llamado así porque la bahía donde se fundó la
ciudad fue descubierta en un 1º de enero, creyéndose al principio que se
trataba de la desembocadura de un río).
AGR
C O N T I N U A R Á